25/8/10

YO Y LOS DEMÁS

Siempre me ha costado mucho trabajo socializar. Es común verme caminar sola o estar sentada en lugares apartados; siempre con audífonos bien colocados y la vista puesta en un libro, una pantalla de computadora o perdida en la nada.
No se trata de si estoy o no interesada en conocer gente; me gusta mucho conocer gente nueva y hacer amigos, pero es ridículamente complicado y extenuante. A veces es mas fácil entablar una conversación con una computadora que con un ser humano.
Muchos tenemos la disposición de acercarnos y saludar, pero otros responden con una mirada aguda y la boca torcida, como diciendo: “¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra?”. Con esos gestos matas todo deseo de querer conocerte a fondo. ¿Cierto?. Cierto. Pero, ¿a que se debe? Fácil. Nadie quiere conocer ni fraternizar con una persona hostil.
No se trata de siempre querer simpatizar con los demás, eso es totalmente imposible. Nunca serás del agrado de todos. Pero puedes empezar por “caerte bien” a ti mismo. Empieza por conocerte bien, descubrir tus fortalezas y debilidades; saber en que eres lo máximo y en que eres una piedra. Busca en que eres bueno y sácale provecho; pero no trates de “encontrarte” habilidades para gustarle a los demás por que nunca las vas a encontrar.
Si tratas de cambiarte radicalmente para simpatizar con los demás solo vas a destruirte. No puedes ser algo que no estas hecho para ser y, por desgracia, la gente siempre descubre las mentiras que se le dicen. Y si es el caso, terminarás mas solo de lo que empezaste…¡Que complicado es agradar!
La gente no intentaría cambiarse a si mismo si existiera un respeto a lo diferente. Una tolerancia. Incluso te sabes parte de este problema. Las personas que no te respetan (o se burlan de ti) reciben el mismo pago de tu lado: dejas de respetar y empiezas a criticar. No puedes pedir algo que no estas dispuesto dar a cambio.
Existen todo tipo de personas: serias, maduras, calladas, inmaduras, necias, tiernas, etc. Con algunas serás compatible, con otras no, y ahí muere el asunto. No tienes por que intentar cambiarlas o manipularlas a tu antojo o beneficio; no son bolas de plastilina….¡Que complicado es aceptar a los demás!
Es mucho más fácil “pintar tu línea” y alejarte. Claro, a estas alturas ya le habrás encontrado miles de defectos a la persona. Y ¿qué? ¿tu no tienes defectos? Vive y deja vivir. La vida ha sido diferente para todos nosotros, nos ha tratado de maneras diversas y nos ha dado diferentes enseñanzas, por lo tanto, todos tenemos una actitud y personalidad diferente. Desconocemos las razones de los demás, así como ellos desconocen las tuyas, del porque somos como somos.
Si no aprendemos esto será IMPOSIBLE trabajar en equipo, con quien sea. En lo particular, detesto trabajar en equipo, pero es un mal necesario. Sola no puedo hacer muchas cosas y no avanzo a la velocidad que necesito, no lo sé todo y no lo sé hacer todo. Es por esto que APRENDÍ a trabajar en equipo y los elementos necesarios fueron: templanza, paciencia, firmeza, justicia y equidad.
El ser humano enloquece si se le mantiene aislado de la sociedad. “Es un ser social” dijo alguna vez un sociólogo famoso. Esto convierte al hombre en un engrane que pertenece a una maquinaria de movimiento continuo; es decir, ya dentro de un equipo, que un participante abandone su puesto o su trabajo echaría abajo todo el funcionamiento de la maquina.
“Nadie es indispensable” claro, pero ¿quién va a hacer su trabajo ahora que no esté? ¿quién será el valiente? Cuando se trabaja en equipo es por que se busca un llegar a la meta de un objetivo en común y si uno falla, llegar a la meta será mas difícil.
Al momento de formar un equipo siempre tratamos de escoger a las personas que sabemos de ante mano como trabajan y siempre dejamos delegados a los “menos”. ¡Qué difícil es complacerlos! Nunca, jamás, menosprecies a alguien, no sabes en que podría ser útil.
¡Qué difícil es encajar!
El ser humano tiene una tendencia innata a complicarse las cosas. Todo ya es difícil, pero con un poco de esfuerzo podemos hacerlas imposibles. ¿Cómo? Usando ácidos en nuestra personalidad: la soberbia, la hipocresía, la envidia, mitomanía, complejo de superioridad, arrogancia, etc. Estos ácidos te corroen, e irónicamente también son un escudo que refugia por dentro a una persona insegura, temerosa, débil que tiene terror a ser lastimada y a enfrentar la realidad. Este tipo de personas dicen obedecer a la ley: pisar o ser pisado. Personalmente, creo que su filosofía es: “Soy una basura, pero jamás lo admitiré, en cambio, te haré creer que tu eres LA basura”.
Lamentablemente son este el tipo de personas que mueven nuestras sociedades y culturas. Son estas las personas que rompen con el respeto y promueven la intransigencia, destruyen personas increíbles y mentes brillantes .
Imagina un mundo donde sabes, que todo lo que conoces es mentira, donde nadie es sincero. Seguramente no existiría la amistad, ni el amor. Las familias serían, no más que, modismos sociales de conveniencia personal.
No habría sentimientos definidos, al menos no los que valen la pena.
Todo sería competencia, destrucción, humillación. Claro, no es algo nuevo; “El hombres es el lobo del hombre” pero imagínalo por triplicado. La causa mayor de mortandad sería el suicido.
“Respeto” figuraría sólo en diccionario como una palabra “extraña” que nadie usa.
Quizás no sea la mejor frase para terminar, sin embargo es concisa: “con la moneda que pagas, serás pagado”. Se libre. Vive. Ríe.

1 comentario:

Ana dijo...

Cuando uno no sabe lo que es capaz de hacer, lo mejor que puede hacer es esperar a conocer sus virtudes, o su mision en la vida, porque mientras la espera está, no sirve de nada aparentar algo que no es, o pretender cambiar a los demás para que sean compatibles contigo.

Excelente punto de vista, Felicidades